El pulpo neoliberal que no cesa (II)

Conversación semificticia entre una doctoranda y yo, esta mañana.

  • No sirvo para investigar.
  • ¿Cómo? ¿Por qué dices eso?
  • Me lo han dicho mis tutoras.
  • ¿Y ellas sí sirven?
  • Claro. Ellas publican papers.
  • A ver. Primero: a mi no me vuelvas a hablar de papers. En castellano se dice artículos o trabajos. Ya está bien de pijadas. Segundo: Investigar no es solo publicar, afortunadamente. Tercero: Publicar es la conclusión lógica de un trabajo de investigación previamente bien pensado y diseñado, tras el contraste correspondiente de la o las hipótesis, que en nuestro caso suele conllevar trabajo de campo y de laboratorio. Aprender la rutina es un proceso lento, en el que el responsable máximo del aprendizaje del doctorando es el director. Cuarto: desengáñate: ellas no son investigadoras en sentido estricto. Es decir, no son científicas de vocación, sino de profesión. Hay una diferencia radical, insalvable, entre una categoría y la otra. El científico de vocación amasa la idea y se la trabaja durante años, si es preciso, hasta que está madura, y aunque está deseoso de aprender de lo que puedan enseñarle los más experimentados, desarrolla su trabajo con independencia de criterio. Sin independencia de criterio no existe trabajo científico de relieve alguno. El científico de profesión, por el contrario, no duda en someterse al criterio de los inmediatamente superiores en jerarquía; quiere eso decir que asume la jerarquización de criterios, no aquella que surge como necesidad organizativa. Hace lo que le mandan. Y firma artículos en serie, no solo aquellos que pueden llegar como consecuencia de su trabajo personal, sino todos los que produce (que no crea) el grupo en el que se acomoda. Para él, o ella, el fin es la publicación. Es decir, la moneda de cambio, aquella por la que se valora su esfuerzo. Da igual si esa moneda es parcialmente espuria; lo importante es publicar. El científico de profesión es un proxeneta del espíritu científico. Y no duda en tratar a quienes considera sus inferiores, es decir, a quienes empiezan, con el mismo desprecio con que es tratado por quienes considera sus superiores. Cierto que las dos categorías no son estancas, y hay variación y solapamiento entre ambas, a pesar de que las concepciones de fondo sean incompatibles. Y que además entre los dóciles y acomodados hay personas que tienden a ser buenas y otras que no dudan en ser canallas. Pero, ¿sabes el caso que debes hacerle a un científico de profesión cuando minusvalore tus esfuerzos?
  • Cual.
  • Cero. Patatero. ¡Échale narices! Sigue tu vocación, por encima de todo. Si un árbol al que te has arrimado no te da sombra, aléjate de él. En el bosque hay muchos árboles.

Acerca de Anarchanthropus crapuloideus

Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio: Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia. Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente. Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas. No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo. Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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