Formas de pensar

Lo repito una vez más. La mente del ciudadano promedio responde inductivamente; observa algo y concede al hecho una explicación inmediata basada en su experiencia, ya sea propia o adquirida, explicación que da por cierta y que representa una opinión. Por el contrario, la mente del científico entrenado y responsable opera deductivamente; considera la opinión una hipótesis -o supuesto-, y trata de corroborarla analíticamente. Mientras no se corrobora, si esto llega a ocurrir, no la da por cierta; la mente científica considera la opinión como algo subjetivo y potencialmente matizable o erróneo.

La consecuencia inmediata es que, ante los sucesos de interés general, suele darse una doble corriente de opinión: por un lado marchan los discursos de la opinión pública y por otro el de la ciencia. Lo interesante es que los primeros vienen a coincidir con los de los responsables de las tomas de decisiones, y por esa razón se producen al menos dos variantes de discurso, en función de la polarización social.

En definitiva, una corriente de opinión minoritaria debate los sucesos sobre la base de las pruebas y otras, mayoritarias, buscan más afianzar las creencias propias que no enfrentarse a lo que generalmente es la cruda realidad. Es más cómodo y menos angustioso andar con la cabeza debajo de la tierra. Pase lo que pase a medio plazo. Y así se explica lo que está ocurriendo ahora mismo con la variante Omicron del Covid19, que las medidas propuestas por los responsables políticos difieren muy sustancialmente de aquellas que aconseja la lógica científica, y se explica también lo que ocurre con la crisis ambiental, que no se encara como habría de hacerse para evitar una catástrofe a medio plazo, confiando neciamente en que no se produzca. De la Universidad, mejor no hablamos.

Como cuestión evolutiva es realmente fascinante. ¿Qué fundamento adaptativo tendrá nuestro comportamiento cortoplacista?

Acerca de Anarchanthropus crapuloideus

Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio: Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia. Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente. Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas. No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo. Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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3 respuestas a Formas de pensar

  1. Garceslogía dijo:

    Muy interesante. Si que creo que la ciencia puede estar muy compartimentada, condición supongo que necesaria para conseguir los mejores resultados en cada materia. Supongo que temas complejos (la Covid, por ejemplo), en los que afecta a numerosos campos científicos y sociales (biológicos, médicos, económicos, sociológicos, psicológicos), el conjugar todos ellos sera tremendamente complejo. No, si va a acabar convenciéndome Sanchez 😀 . Un saludo y a por el 2022.

  2. sabiusblog dijo:

    El primer párrafo es fantástico, lo explicas con claridad meridiana. Considero que las medidas de los políticos son tan cortoplacistas como perjudiciales y no es cuestión del color. Como ejemplo la diversidad de los 17 reinos de taifas. Una especie de «a ver quién la tiene más grande». Y mientras la gran decisión del jefe del cotarro, mascarillas en exterior, ¡toma ya! toda una revolución. En el otro lado, la libertad defendida por una reina, en forma de bares, fiestukis y celebraciones, libertad entre otras cosas para contagiarse. Dentro de la respuesta inductiva creo poder incluir a una eminencia que salió en la enésima tertulia sanitaria y dijo con dos cojoxxx: «lo bueno de vacunarse es que así ya te puedes contagiar tranquilo, que no te pasa nada». País que diría el añorado Forges. Gracias por aguantar el rollo. Un abrazo.

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