La divulgación no solo me parece esencial; es que no he dejado de ejercerla desde que trabajo en la universidad.
Están proliferando los programas institucionales de divulgación, cada vez más. Pero raramente participo en ellos. ¿No es contradictorio?
Pues no. No comparto en lo más mínimo el ánimo ni las razones de fondo de la mayoría de esas iniciativas. Mi propuesta es la de acercar al ciudadano aspectos concretos del trabajo científico a través de una motivación emocional profunda y a través del compromiso con ciertos comportamientos que tienden a alejar la divulgación de las premisas de las tan cacareadas competitividad y excelencia, que en el fondo son una patraña y una manifestación palpable de sumisión a los postulados mercantilistas y productivistas de la sociedad actual. Con el ciudadano que acude a mis charlas, montadas generalmente en bares, aulas improvisadas o salones de actos de institutos, mantengo la misma actitud que ante mis alumnos en clase: no existe distancia vertical (todos nos enfrentamos a la misma cuestión), solo horizontal (en la medida en que se supone que yo tengo una formación más amplia que el ciudadano, y mi obligación es entusiasmarle hasta donde pueda para transmitir la necesidad de indagar críticamente). La propuesta de las iniciativas institucionales busca por un lado afianzar el buen nombre de la universidad, dándose a conocer entre el público (en plata, «vender la moto»), y consigue, sin seguramente proponérselo, vulgarizar ideas más que divulgarlas, contribuyendo a la visión ñoña, pazguata y puerilmente tecnolátrica de la realidad.
No hay química, como se dice ahora con no poca cursilería. Qué le vamos a hacer, yo lo veo así.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado
Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
Esta entrada fue publicada en
Ciencia. Guarda el
enlace permanente.