– Maestro
– Qué ocurre, pequeña
– …
– ¿Cómo? ¿Por qué este silencio?
– No sé qué hacer. No sé qué decir.
– Siéntate, pequeña. Respira. Y, cuando puedas, hablas. Si quieres.
– Sí, quiero.
– Pues respira.
…
– Maestro…
– Te escucho
– … … … Maestro, ha crecido un fuego en mí.
– Oh, qué maravilla. Es eso lo que andas buscando la mayor parte del tiempo, ¿no?
– Sí. Pero…
– ¿Crees que hay algún pero?
– Sí, si lo hay. Un fuego se enciende con varias manos. Lo he prendido con él, con ese ser cautivador con el que, una vez en su estela, no tuve duda alguna que debía prenderlo. Pero una vez encendido, ya sabes que el fuego ha de mantenerse. Y él se ha desvanecido. Si tus propias manos acaban siendo las únicas que lo alimentan, parte de las llamas se apaga y parte se vuelve contra ti mismo. Me están abrasando. Maestro, dime cómo apagarlas.
– Pequeña, no te rindas. Alimenta tu llama interior hasta que te traslade más allá de la realidad. No te tiene por qué abrasar. No dejes que nada ni nadie la apague; no la sofoques tú misma. Alimenta tu poesía hasta el límite. Es tuya, solo tuya. Pero no seas insensata; dirige tu inspiración y tu intensidad hacia el cielo profundo por el día y hacia las estrellas y la luna por la noche, y luego recógelas en ti. Y canta tu canción junto a los grillos, los corzos, las ranas y la brisa. Comparte tu pasión con la brisa. No cometas el error al que tan fácilmente se sucumbe en un mundo que está puesto patas arriba: libérate de la tiranía emocional inútil que a veces nos imponemos, y trata de no centrar la atención en él. Él sigue su camino, y sabes bien que no puedes interferir en ello si él no quiere compartir la chispa. No trates de meter toda el agua del océano en un cubo, porque es imposible.
– …
– Anda, pequeña, vé a cantar al sol, a compartir tus confidencias con el viento y a dar cuerpo al fuego de tu mirada. Luego, cuando quieras, vienes y me cuentas tus progresos. Anda, vé. Te estaré esperando.
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Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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