Damos mucha pena

A la muerte del dictador, y durante los años posteriores, muchos defendimos la «entrada de España en Europa» como vía para conseguir la neutralización eficaz de la reacción ultraconservadora, ranciamente católica y franquista. Pensamos que sería la mejor opción para acabar con todos los fantasmas derivados de la mentalidad arcaica, proclive a defender los absolutos y, de manera concomitante, la figura del señorito, del jerarca, y por lo tanto proclive a la segregación social.

Luego vino Maastricht y el euro, y aquello fue la desolación. Pero bueno, al menos «Europa» suponía una garantía de freno para la nostalgia franquista y parafranquista.  Pensábamos.

Pues ya vemos que no. Asistimos atónitos a un espectáculo completamente indefinible, a los ojos de personas medianamente sensatas, formadas y deseosas de progresar y de aplicar los principios de la justicia social y la equidad. Ha sido llegar al gobierno una opción un tanto diferente a la representada por la derecha relativamente moderada del llamado PSOE, y dispararse todos los resortes del facherío más cutre, indecente, insultante y amenazante, que no se recata en denominar «comunista bolivariana» a la opción socialdemócrata suave, casi genuflexa, de Podemos (hay que ser necio y malintencionado) y recurrir al insulto más soez y salvaje, como llamar asesino al padre de Pablo Iglesias porque militó en el FRAP, una organización de resistencia al franquismo en la cual hubo asesinos, sin duda, pero donde muchos renegaban de la violencia. Es completamente inaudita la campaña mediática casposa y repugnante, y es del todo lamentable cómo responde el españolito medio, cerrado de mente, corto de vista y sin más recursos intelectuales que los que le habilitan para hacer la lista de la compra, y entregado voluntariamente a la servidumbre que le impone sibilinamente el poder.

Europa, pues, no nos ha servido para nada realmente significativo. Damos mucha pena.

Acerca de Anarchanthropus crapuloideus

Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio: Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia. Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente. Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas. No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo. Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
Esta entrada fue publicada en Sociedad, economía y política. Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a Damos mucha pena

  1. Garceslogía dijo:

    Algo debería de decir Europa del resurgimiento de ese tipo de ideologías que tanto daño le han hecho. Hablando de Europa, el sentimiento Europeo creo que esta decayendo entre los más jóvenes. Les parece que hemos sido siempre europeos, atendiendo al modo de vida. Que aquí antes de entrar en Europa, teníamos recursos para viajar por ella, sus mismos derechos, sus mismas infraestructuras…Y todo eso que ahora parece que siempre lo hemos disfrutado, empezó a obtenerse gracias a entrada en la unión, entre otras cosas…Un saludo

    • Es asunto complejo, si se entra en el detalle. Desde luego, no lo puede ver igual alguien a quien todo aquello le resulta lejano como alguien que recuerda los «25 años de paz» como si fuera ayer. Lo que no resulta fácil de entender, por más que todo apunte a nuestros antecedentes históricos, es cómo puede resurgir este fanatismo lerdo y cateto entre un sector social modesto tan amplio. A mi se me escapa algo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.