Para el urbanita promedio, que vive prácticamente al margen del medio natural, y cuya mente discurre a lo largo del día entre normas, obligaciones de tipo social y económico y asuntos burocráticos varios -que si España se desintegra, que si la bandera, etc.-, cuyo recorrido y relevancia acaban allá donde acaba el mismo individuo o todo lo más su clan, todo lo que suponga una intrusión del medio natural en su ámbito de vida representa una molestia. Puede que valore el silencio de un pueblo durante el fin de semana; pero no le dejes allí una temporada larga, porque se vuelve loco. Especialmente, si le dejas sin televisión.
Para ese tipo de gente, que representa una inmensa mayoría hoy día, quienes tratamos de concienciar sobre la importancia capital del mantenimiento del entorno natural en condiciones aceptables somos un estorbo. ¿Pero qué manía es esta que tenemos de defender el papel de las hormigas, cuando son uno de los bichos más insidiosos y molestos? ¿Cómo es posible que seamos tan insensatos y zoquetes que no nos demos cuenta de la cantidad de agua que pierden los ríos en el mar, agua que es riqueza dilapidada?
Esta concepción de la vida, lineal, pobre, necia, estúpidamente utilitarista y sin recorrido explica que vándalos urbanitas lleguen a una playa donde existen cercados para que críen algunas aves en peligro de extinción y arrasen con ellos. Mierda de pájaros, la playa está para poderse tender al sol. O que para solucionar el problema que se les ha creado a los regantes del tramo medio del Tajo con el trasvase Tajo-Segura se piense como solución en traer el agua de otro sitio. Aquí lo que importa es aprovechar el agua para producir pepinos. O cerdos.
¿He dicho cerdos?
Claro que luego están también los que, haciendo gala del mismo tipo de lerdez y concepción ignara de la vida, pretenden que vayas mirando el suelo siempre que andes por la calle, para no pisar ni una hormiga…
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Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).