La cumbre de Nueva York se cierra con un compromiso insuficiente contra la crisis climática
(https://elpais.com/sociedad/2019/09/23/actualidad/1569243933_724304.amp.html)
El convencimiento de que hagamos lo que hagamos tenemos los días contados se ha hecho ya imposible de disimular. Cuando hablo del papel de la educación como principal motor para frenar el colapso inminente (https://www.youtube.com/watch?v=n3o_GZ9BCXY, a partir del minuto 13:35), no hago más que aferrarme a lo que me gustaría que ocurriera. Pero no tengo esperanza alguna de que eso vaya a ocurrir. O el colapso era inevitable, dada la dinámica inherente a los sistemas complejos, o somos algo así como un ensayo «errado» de la evolución, por más que nos inventemos historias para calmar nuestra íntima inquietud y sobrellevar lo mejor posible esta cosa inexplicable que es la vida. Y me refiero a «errado» en cuanto a lo que podría suponer la aparición de la consciencia. Si la tendencia de la dinámica del universo lleva a que aparezca necesariamente consciencia, como hay quien defiende desde posturas mecanicistas, nuestra presencia, si acabamos con nosotros mismos, y por lo tanto con el linaje consciente por excelencia, puede considerarse un error, en tanto que ensayo que no conduce a ninguna parte. En ese sentido, la historia evolutiva está absolutamente repleta de errores.
Esas ingenuidades buenistas de que si nos dotamos de pensamientos positivos acabamos actuando positivamente solo reflejan el patetismo del avestruz, incapaz de asumir que el león que se aproxima rápidamente acabará con ella por mucho que esconda su cabeza bajo la superficie del suelo.
Yo, al menos, puedo decir que no ha estado del todo mal mientras ha durado. La mayor parte de los humanos, ni eso.
(¿Por qué se acentúa la sensación de fatalidad por la noche? ¿Es cosa del “cerebro reptiliano”? ¿La propiedad de engañarse a uno mismo se ha desarrollado con la evolución del neocórtex?)
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Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).