Ciencia y modernidad

Horkheimer, Adorno, Habermas, Marcuse y otros pensadores de la escuela de Frankfurt, escuela sintética por excelencia, pusieron el dedo en la llaga, a mi parecer. La Ilustración y la Revolución Industrial representaron periodos de avance colosal para el bienestar humano, gracias al desarrollo del método científico hipotético-deductivo. Pero, al irse convirtiendo la ciencia cada vez más en mero instrumento de avance social, que satisface objetivos concretos pero se desentiende de las razones últimas, perdió una parte fundamental de su esencia secular: la que lleva al placer de conocer por conocer, cuestión clave de la vida humana, puerta de la sabiduría. Conocer para entender únicamente los mecanismos próximos conduce, en general, a conocer para dominar. Y de tratar de dominar el ambiente a asumir que se tiene la capacidad para dominarlo todo, e incluso que se está legitimado para ello, no hay más que un paso. Ese paso que cada vez damos con mayor velocidad, falta de sensatez e inconsciencia, y que nos lleva a despreciar, entre otras cosas, todo lo que suene a humanidades. Puedo «contar con los dedos de mis manos» los colegas científicos que están en la ciencia, como motivo principal, para disfrutar del conocimiento por si mismo. Son, con gran diferencia, los más brillantes. El resto, más que científicos, son tecnólogos (o “científicos de carnet”, como les llama uno de los grandes). Les pagan por solucionar problemas usando el procedimiento hipotético-deductivo y para perpetuar su uso. No les preguntes mucho más.

El inconveniente, por tanto, no es tanto “la modernidad” en si misma, como arguyen algunos, sino la incapacidad o desidia por trabajar para entender lo que significa la ciencia hoy día, en el contexto de la evolución histórica del conocimiento. Si se entiende el significado, aunque sea de forma somera, se reconoce fácilmente la trascendencia de dedicarse a la ciencia por el valor intrínseco de conocer y, por tanto, de su naturaleza como arte, y del papel secundario que debería tener su utilización para dominar el medio. Y, subsidiariamente, se reconoce el papel clave de enseñar, de compartir conocimiento contrastado.

Bah, no digo más que chorradas.

Acerca de Anarchanthropus crapuloideus

Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio: Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia. Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente. Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas. No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo. Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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2 respuestas a Ciencia y modernidad

  1. Tienes mucha razón. Y también pasa en otros ámbitos, como los universitarios…

  2. Pingback: Negacionismo científico | Anarchanthropus crapuloideus (Al fondo a la izquierda, por favor)

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