Yendo cojo por la vida

Una sociedad culta convendría en que es imprescindible que la educación básica ofrezca una formación sólida acerca de la historia de los mitos y las tradiciones mágicas y filosóficas y del papel que éstas, con su conjunto de símbolos e interpretaciones, han tenido en la constitución de las distintas cosmovisiones, o interpretaciones de la realidad, a lo largo del tiempo. Si ignoramos nuestras raíces, nos convertimos en poco menos que piezas mecánicas de un engranaje que manejan otros, sin perspectivas para podernos formar juicios consistentes sobre los hechos que observamos o nos cuentan.

Sin embargo, el aprendizaje sobre los principios y significados de las tradiciones no es suficiente. Es imprescindible que la enseñanza básica nos brinde también una formación sólida acerca de las interpretaciones actuales de la vida. La humanidad, en el curso de su evolución, se ha ido resituando con respecto al mundo que la rodea y lo ha ido reinterpretando en función de su grado y tipo de conocimiento y en función, no se olvide, de las circunstancias, sobre todo sociales, en que vive. Asumir que existe una tradición con principios inmutables es pueril y solo se puede justificar si se admite la existencia de seres superiores, sobrenaturales, a los que todo ha de referirse. Hay quien piensa que aceptar esto es, de hecho, inexcusable, porque en esta «realidad superior» residiría «la verdad». Otros asumimos que suponer tal cosa es una prueba evidente de nuestra arrogancia por un lado y de nuestra comodidad mental por otro. Es más; cargar sobre los hombros de supuestos seres sobrenaturales la responsabilidad de la organización de la realidad no solo revela nuestra molicie mental, sino que es extremadamente peligroso porque puede justificar el sometimiento de la mayoría a la voluntad de quienes se arrogan el papel de interlocutores divinos, los iluminados de turno. La historia está llena de capítulos horribles sobre las consecuencias de dejarnos controlar por quienes “saben” que están en posesión de la verdad. Es, pues, imprescindible que la enseñanza básica ofrezca también una formación sólida acerca del significado actual de conocimiento, y de cómo la ciencia, o método de acercamiento racional a la realidad cercana y medible basado en la comprobación sistemática (o contraste de hipótesis) nos brinda la inmensa oportunidad de construir una interpretación bien fundamentada de los fenómenos que percibimos, tan bien fundamentada que posibilita realizar predicciones que a su vez son contrastables. Asusta que haya tantísima gente, incluso muchos eruditos en otras cuestiones, que no tengan ni la más absoluta idea de lo que es y supone la ciencia, y que se limiten a asociarla con su cara más lúgubre (que la tiene; https://joseluisyela.wordpress.com/2014/01/08/ciencia-2/).

La cuestión de fondo es que tradiciones no científicas y ciencia, en su acepción actual, no se tengan por incompatibles, puesto que forman todas juntas el cuerpo de conocimiento general que los humanos de una sociedad madura y bien formada no deberían ni ignorar ni despreciar, sino comparar y razonar; elegir; disfrutar. Desgraciadamente, las posturas dogmáticas están hoy al cabo de la calle, a causa de una indisimulada ignorancia. Porque ésta lleva bien al espiritualismo extremo, cerril y cegato, que tacha toda aproximación materialista de nihilista, obscena o peligrosa, o bien al cientifismo evidencialista, no menos cerril y cegato, que desdeña y humilla todo aquel argumento que no es susceptible de pasar el tamiz hipotético-deductivo, como si todo fuese medible, repetible o generalizable.

Andar cojo por la vida es lo más sencillo; no hay que esforzarse demasiado en entender las posturas de los demás, es suficiente con descalificarlas o ignorarlas.

Acerca de Anarchanthropus crapuloideus

Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio: Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia. Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente. Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas. No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo. Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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