El alma, el alma… El alma no es nada.
O lo es todo, según se mire. Claro que, para apreciarlo, hay que haber caminado algo por la vida, y no siempre por la misma senda.
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Conversación subsiguiente en Facebook:
Juan Domingo Sánchez Estop: El alma, para Aristóteles, es el acto propio de un cuerpo. Si el ojo tuviera alma, su alma sería la vista. Tratándose de un cuerpo humano, es todo lo que no es sin lenguaje (logos), incluidos, por supuesto, tratándose del cuerpo del zoon politikon, los actos dirigidos a otros cuerpos, la interacción entre individuos. Es algo del cuerpo, pero también algo que va más allá del cuerpo, que se configura en la interacción con otros cuerpos. Siempre me pareció acertada esta concepción del alma como algo unido al cuerpo y al lenguaje, algo que sintetizaría después Spinoza (en otro contexto ontológico) con su definición del alma como idea del cuerpo.
José Luis Yela: Es una interpretación que no desentona de la que fue reelaborada no solo por Spinoza, sino por los evolucionistas materialistas postdarwinianos. El alma como propiedad de la materia, o como función suya, permite manejar la idea desde la ortodoxia evolutiva sin caer en las simplificaciones interesadas defendidas por las grandes religiones regladas.
Juan Domingo Sánchez Estop: Es la ventaja, en efecto: mantenerse en la inmanencia la vez que se reinterpreta la teleología en términos de estructuras y funciones internas y no de fines.
José Luis Yela: Calla, insensato, que no te oigan las hordas… 😀
Juan Domingo Sánchez Estop: Por los tiempos que corren, podrían volver a encender hogueras, sí. Mi admiración por Giordano Bruno no llega tan lejos…
José Luis Yela: De hecho, yo me siento arder. Huelo a chamusquina por todos lados. Si vago todavía por la universidad es porque no he encontrado dónde y cómo ejercer mis actividades fuera de ella con cierto decoro; en ella ya he sido crucificado. Hemos roto relaciones. De manera definitiva.
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Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
La especie humana, única especie, parece ser, que ha desarrollado un cerebro con la suficiente capacidad para ser consciente de la muerte. Con ese cerebro entiende que para todas las formas de vida la muerte es el final: no hay vida tras la muerte para los árboles, las mariposas, los cangrejos. Es una evidencia menos para el hombre que, ¡oh creación de ese cerebro!, tiene alma. ¿para una conclusión tan simple era necesario 5.000 millones de años de evolución? ¿Tanta inteligencia para llegar a refugiarse en una respuesta tan poco racional?
Puede ser.
Como dijo Atticus Brewster: «El alma es como la razón, hay quien la tiene y hay quien no.» , quedándose tan pancho, el tío, oye.
Es que no es nadie, el amigo Atticus. No ni ná.