Una forma de cocinar los pimientos rojos, que se producen en mayor cantidad en septiembre y octubre, es preparándolos al horno, rellenos de carne, porque después se pueden congelar. Es una receta algo elaborada, pero merece la pena el tiempo que se invierte en aplicarla.
Ingredientes: varios pimientos rojos, dependiendo del tamaño. Carne picada (mejor mezcla de vacuno y cerdo). Algunos tomates muy rojos. Una berenjena. Un par de cebollas. Una ramita de perejil. Un par de dientes de ajo. Un huevo. Margarina. Pimienta, tomillo, nuez moscada, sal y aceite de oliva. Todo de la huerta y del gallienro, excepto, claro, la margarina y la carne.
Preparación:
- de la salsa de tomate: se trocean las cebollas y se refríen lentamente en aceite de oliva hasta que empiecen a dorarse. Se añaden los tomates bien cortados en trozos pequeños, bien deshechos a mano, y se añade un puñado de sal. Se deja a fuego lento durante 20-40 minutos, dependiendo de la cantidad de líquido que hubiera al comenzar.
- del relleno: se vierte la carne picada en un recipiente suficientemente grande; allí se salpimenta, y se le añade la nuez moscada, un poco de tomillo y la mezcla de perejil y los ajos (previamente un poco sofritos) machacados en el mortero. Una vez revuelta la mezcla, se le añade el huevo y se vuelve a remover.
- A continuación se vierte en una sartén para que la carne se haga suficientemente, pero no demasiado. En la misma sartén se le añade después la salsa de tomate y la berenjena, que se ha rehogado en rodajas en otra sartén aparte, y se remueve todo ello bien.
- Mientras tanto, se han abierto los pimientos por la zona del pedúnculo y se han vaciado de semillas. Se rellenan ahora con la carne, y se sujeta la abertura con palillos (si es necesario).
- Se disponen en la bandeja del horno sobre un papel resistente y, previo calentamiento de éste, se meten a 160º durante 20 a 40 minutos, dependiendo del tamaño del horno; si es chiquito, el calor se acumula mucho mejor y se hace todo mucho más rápidamente. Conviene dejar, entre pimiento y pimiento, un poquito de margarina, para que no se quemen ni se peguen.
A relamerse.
¡Vaya, un ser humano, rara avis, vive el cielo! Haznos un favor, ¿sí?, no te muevas de aquí. Querría volver a pasar y encontrar palabras con significado porque, desde que dejé -momentáneamente, que casi siempre es un momento largo- la literatura grande, antes, literatura a secas, no entiendo nada o casi nada de lo que leo. Merci bien, monsieur, por haber cultivado el huerto que sos vos mismo.