Hay quien asegura que existe una campaña de desprestigio contra Darwin y el darwinismo propiciada por los seguidores de la New Age y de las sectas jipiflowers. No lo creo. Que todos estos no saben bien de qué hablan cuando se refieren a los detalles del proceso evolutivo es muy evidente. Pero su intención no es, salvo excepciones, perversa. Son animistas; piensan así, no conciben que la materia pueda autorregularse de la forma tan asombrosa que lo hace. Y defienden sus creencias. La campaña existe, eso desde luego; pero en mi opinión viene de donde siempre: de los poderosos. Las oligarquías defienden siempre las ideas más conservadoras, y su comportamiento demuestra que no han asimilado aún las consecuencias de la teoría de la evolución por selección natural. La mayor parte de los oligarcas, y de sus millones de acólitos, sigue defendiendo el creacionismo en cualquiera de sus modalidades, que casa mejor con su representación mental del mundo. La visión actual dominante de la realidad social y económica es la más ultraliberal, que favorece primariamente los intereses de las oligarquías, mientras dinamita la clase media y polariza de nuevo el mundo entre ricos -los que «deben vivir bien»- y pobres -los que «deben servir a los ricos», según su propia ideología-. Bueno, pues aun siendo las cosas así, una gran parte de la intelectualidad progresista (de la de verdad, no de la pseudosocialista) ha acabado asimilando el discurso de la caverna y vilipendia el neodarwinismo, asociándolo al mal llamado «darwinismo social», contribuyendo así a denigrar las explicaciones científicas sobre la diversidad de la vida y, de rebote, allanando el camino a los creacionistas. Que son legión, no nos vayamos a pensar. Casi tantos, como fieles seguidores de las políticas del BCE y de la cleptocracia cutreopática pepera. Ayer quise terciar en un debate para dejar claro que neodarwinismo no tiene nada que ver ni con ultraliberalismo ni con fascismos de corte alguno, y como siempre me llevé varias collejas detrás de las orejas. La siguiente síntesis sobre el neodarwinismo y su significado me volvió a situar, a juicio de los que no soportan la crítica documentada, entre los redichos y los académicos que están fuera de la realidad. Po fale, oye.
«Se denomina neodarwinismo a la escuela estrictamente biológica, o mejor dicho evolutiva, que reinterpretó la teoría de la evolución por selección natural de Darwin durante la década de los años 30 del siglo pasado, una vez que se incorporaron a ella las leyes de la herencia de Mendel. Sus cinco postulados más importantes son:
* La variabilidad biológica se genera al azar por mutación, y es expandida a nivel poblacional por la recombinación (en organismos eucariotas);
* El mecanismo evolutivo por excelencia es la selección natural (que resulta del mayor éxito reproductivo de las variantes más adecuadas), aunque también lo son la deriva genética, el flujo génico y otros;
* La naturaleza de la evolución es paulatina, entre otras cosas porque los efectos fenotípicos bruscos son deletéreos, en general;
* La diversificación de los organismos se produce por especiación (evolución gradual del aislamiento reproductivo entre poblaciones); y
* Existe continuidad entre microevolución y macroevolución.
El quinto presupuesto se ha abandonado en gran parte hoy día y los demás han sufrido algunas matizaciones, pero en general el neodarwinismo sigue estando vigente para explicar la evolución de la materia viviente, o dicho de otro modo, para explicar la teoría de la evolución por selección natural a la luz de los descubrimientos de la base molecular de la herencia.
Y aquí viene lo clave. Puesto que la selección natural opera en general sobre los rasgos de los individuos, cualquier interpretación que se salga del contexto individual es, en principio, especulativa. Ciertamente, Wilson y otros han propuesto que la selección natural puede operar a otros niveles, como al de clan familiar (selección de parentesco) o al de grupo sin parentesco (selección de grupo); pero ni está claro que los grupos favorecidos lo sean como resultado de que lo sean determinados de sus individuos, ni mucho menos que la selección de grupo pueda aplicarse sin más a las sociedades humanas, especie en que la selección natural opera ahora mismo a una escala muy reducida. Además, los humanos poseemos una herencia extracorpórea extraordinariamente desarrollada, la cultura, que modula de manera radical las manifestaciones de nuestros rasgos adaptativos. La bestialidad conocida como darwinismo social, aunque no tenga nada de darwinismo, es una creación de algunos especuladores, de quienes la tomaron los nazis, que interpretaron mal -de forma reduccionista y simplista- a Malthus, a Darwin y a todo el que se les puso por delante.
No sé si esto aclara algo; pero a los oidos de un evolucionista resulta totalmente absurdo oir hablar de neodarwinismo en un contexto de comportamientos sociales y económicos de los humanos, y hacerlo además peyorativamente.
Salud, y a la persona que tanto ha cacareado tanto esta tarde (y a otr@s que seguro que lo estaban deseando): a leer de cara a la pared lo que queda de día. Por ejemplo:
* Sobre el origen de las especies (Charles Darwin)
* Genética y el origen de las especies (Theodosius Dobzansky)
* La vida maravillosa (Stephen J. Gould)
* No está en los genes (Lewontin, Camin y Rose)
* Evolución: la base de la biología (ed. Manuel Soler).»
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