¿Locura o sabiduría?

¿Vivimos toda la vida de acuerdo con los mismos paradigmas? Puede que muchas personas si lo hagan. Seguramente otras no. A veces ocurren hechos que te sacuden de arriba abajo, y te hacen cuestionarte hasta los principios más básicos. O te hacen reflexionar sobre si esos principios son tan básicos como parecía, y no habrá otros todavía más primordiales que los estén sustentando.

A principios de año, curioseando en una librería de Astorga que tiene una selección muy notable de libros escogidos, hubo uno que llamó mi atención. Se trata de «La física del alma», de Amit Goswami. Puesto que Goswami es un reconocido físico cuántico, es decir, un científico, pensé que el libro podría leerse con ciertas garantías de no estar frente al texto de un charlatán más, como hay tantos. Y me puse manos a la obra…

Las primeras páginas cuestan. No son fáciles de digerir para una mente educada de acuerdo con los paradigmas científicos al uso. Tuve que releerlas una y otra vez, y estuve tentado de dejar el libro aparcado porque me daba la sensación de que no llegaba a percibir lo que trataba de exponer. Pero a partir de un punto, aproximadamente sobre la página 40, los argumentos iniciales empezaron a cobrar cuerpo al fundamentarse en explicaciones físicas convencionales.  A partir de ese punto, el libro me ha enganchado y ahora lo estoy leyendo del tirón, con la sensación de que estoy frente a una interpretación seria y contundente de los hechos reales escrita desde un punto de vista completamente diferente al habitual, que además está en sintonía con las visiones de la realidad de aquellas personas que yo creo que son razonables que han pasado a formar parte de mi círculo de relaciones más cercano de unos cuatro años a esta parte, es decir, desde mi fascinante y revelador viaje a Perú. Debo dedicar muchas horas aún a este libro; pero para muestra, valga un botón con el que me encontré anoche en la página 72:

«Tengo un amigo… que es un hombre sumamente inteligente, realista, profesor prestigioso, con todas las credenciales: con su doctorado, director de un instituto y todo eso. Él opinaba, al igual que yo, que la reencarnación era absurda. Pero entonces tuvo una serie de experiencias de «vidas pasadas» en las cuales un par de monjes budistas, uno del siglo XI y otro del XIII, le instaban a desarrollar su vida espiritual. ¿Qué puede hacer un pobre académico con una experiencia como ésa? Son demasiadas las personas que, a lo largo de la historia, han contado haber tenido experiencias como ésa; demasiadas como para pensar que todas se engañaban a sí mismas; y muchas de ellas, como mi amigo, eran personas respetadas, personas con los pies en el suelo. Es un enigma que me desconcierta y me fastidia.»

¿Qué puede hacer un pobre académico como yo mismo, agnóstico y ácrata, cuando le ocurre algo como lo que me ocurrió la noche del solsticio de primavera… y luego lee algo así?

Una de dos: o me estoy volviendo viejo y empiezo a chochear, o estoy empezando a entender aspectos de la existencia que no había querido abordar nunca antes por parecerme irresolubles (y por estar completamente contaminados por la charlatanería inmisericorde de tanto oportunista como pulula por el mundo). En todo caso, con toda modestia y haciendo gala de mi espíritu científico, estoy sometiendo a prueba mis convicciones más profundas. No tengo alternativa, si quiero ser honesto conmigo mismo.

Acerca de Anarchanthropus crapuloideus

Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio: Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia. Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente. Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas. No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo. Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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