Luz, color y primavera.
La orilla del río de los alisos estaba bella aquella mañana soleada. Todo era verdor y color de las flores. Íbamos caminando por la orilla, pisando suavemente la hierba, uno al lado del otro, vestidos de blanco. Yo hablaba, y tú escuchabas. Iba contando historias fantásticas sobre los seres que nos encontrábamos en el río. Sobre los del fondo, sobre los peces, sobre los insectos, sobre las plantas… En un momento dado, me tomaste de la mano y me hiciste mirar hacia la izquierda. Los dos nos volvimos hacia allá, y entonces fuiste tú la que tomó la palabra y, levantando los brazos, empezaste a hablarme del arcoiris, de las nubes, del cielo…
Espiral de luz, cuyo extremo está más allá del infinito. Luz de vida, en sentimiento de búsqueda perpetua de equilibrio interior. Luz de paz, que anhela la calma y el sosiego. Luz de amor, amor hacia la vida y el universo. Luz que abre camino.
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Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
Este relatillo me ha recordado muchísimo a un fragmento de uno de mis libros favoritos, ‘La isla’, de Aldous Huxley. Por si no se conoce el libro, introduzco: La conversación es de un matrimonio de la isla; él es un intelectual académico y ella una curandera naturalista:
»-Tú decías que era como una pulga. En un instante dado estaba aquí, y de pronto, de un salto, en cualquier otra parte, a kilómetros de distancia. ¡No es extraño que jamás pudieses educarme!
-Pero tú me educaste a mí- le aseguró él-. Si no hubiese sido porque ibas a tirarme del cabello y me hacías contemplar el mundo y me ayudabas a entenderlo, ¿qué sería hoy? un pedante con antiparras… a pesar de toda mi cultura. Pero por suerte tuve la sensatez de pedirte que te casaras conmigo, y por fortuna cometiste la locura de aceptarme, y la inteligencia de convertirme en algo aceptable. Después de treinta y siete años de educación tuya, soy casi un ser humano.»
Ese fragmento siempre me hacía pensar que la mejor forma de conocer, de aprender, de no dejar nunca de crecer, es enseñarnos unos a otros. El amor hacia la vida y el universo, cuando se comparte entre dos, efectivamente, abre camino.
Muy emocionante, tu respuesta. Enseñarnos a dos, unos a otros… Yo no he sido capaz, al menos de momento.
(Y es que ¿qué voy a enseñar, si al cabo tengo que admitir que nada sé, por más que parezca lo contrario?)