Extiendes la manta en el suelo. Te sientas o te tumbas relajadamente, y cierras los ojos. Conscientemente, y mientras respiras cadenciosa y profundamente, vas relajando todos los músculos del cuerpo, tratando de no pensar en nada. Esto último exige un cierto entrenamiento, pero para lograrlo con mayor facilidad te concentras en una luz imaginaria entre ojo y ojo. A eso ayuda que, estando en penumbra, mantengas una vela encendida delante de ti. Una vez relajado, haces circular tu mente por cada rincón del cuerpo, y tratas de sentir cómo el oxigeno que tomas al respirar entra en los pulmones y se va distribuyendo por todo el cuerpo. Este ejercicio tan simple, hecho a conciencia, demuestra el poder que tiene la mente humana de regular el estado de ánimo. Los orientales lo llaman meditación; los occidentales, contemplación; los psicólogos, relajación. Pero el principio viene a ser el mismo, con variantes. Y lo sé porque he asistido a sesiones de los tres tipos; acabo de venir de una meditación, que quienes la han conducido han llamado «meditación de la luna llena». Un símil muy acertado, porque al concentrarte en tu luz frontal es muy fácil que acabes imaginando una esfera luminosa, semejante a la luna, antes de hacerla circular imaginariamente por todo el cuerpo.
Cuando te levantas te sientes flotar. Exactamente igual que como cuando practico la relajación tumbado en la cama, o tras los ejercicios de pilates que me recomendaron para fortalecer la espalda cuando mi artrosis sacro-iliaca empezó a manifestarse. Siendo la sensación tan placentera y duradera, sorprende que no la practiquemos con mucha mayor frecuencia. Somos esclavos de nuestro tiempo, pero en nuestra mano está cambiar rutinas dislocadas por otras más pausadas y acompasadas. En nuestras manos está vivir acompañados de una esfera de luz.
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Acerca de Anarchanthropus crapuloideus
Calvo, feo, gordo y tontorrón. Este es mi perfil de acuerdo con quien más valor tiene para mí, mi adorado -y guasón- hijo Mateo. Podría añadir que soy una especie de anarcántropo crapuloideo. Pero buena gente, ¿eh?. Así que después de la presentación inicial, el resto así como más en serio:
Lo mío son las cosas bien hechas, con gusto y paciencia. Me gusta el silencio, la calma. Me gusta cultivar la tierra, hacer la comida a la brasa, hacer pan, conservar las costumbres ancestrales. Me gustan las miradas firmes de las personas sin dobleces. Me gusta la esencia. Y la forma también, sí; pero sobre la esencia.
Me gusta la soledad, compartida o no. Me aburren y me irritan la mediocridad rampante y la falsedad, la corrupción, la incapacidad y la indolencia que dominan nuestro día a día. Me enojan los “esclavos felices”. Soy raro, dicen. No encajo bien en los moldes convencionales. En muchas situaciones estoy a la contra. Si la inteligencia es la propiedad de adaptarse bien a cualquier circunstancia, no soy particularmente inteligente.
Soy un intelectual inquieto, apasionado del mundo natural. Me fascina la vida. Y el color, los paisajes (¡el Alto Tajo!), el agua limpia, los animales silvestres (en especial los insectos, y sobre todo las mariposas), la montaña, el mar, las flores… Me hice biólogo, aunque padecí mucho durante la licenciatura; mi interés por el mundo natural me ha llevado a ser profesor universitario de Zoología y Conservación Biológica (también me entusiasma la docencia) y a fundar un grupo de investigación. Si no hubiera sido biólogo hubiera sido músico; me cautiva la música. U hortelano. O pintor. O... soñador de vencejos y hadas.
No tengo estilos musicales preferidos, sino músicos preferidos: siempre se ha hecho buena música, y yo creo que ahora también (en contra de lo que opinan algunos críticos). Una relación de la música que más escucho se encuentra en http://www.last.fm/user/Troitio. Me entusiasman también la pintura y la literatura, tanto para disfrutar las creaciones ajenas como para crearlas yo mismo.
Algunas frases ajenas que me han acompañado a lo largo de la vida: “Piensas demasiado para ser feliz” (dicha por la madre de la niña que más me gustó en mi adolescencia y primera juventud; yo no he estado de acuerdo en lo de que pensar “demasiado” te impida ser feliz, y de hecho me considero un privilegiado respecto a la felicidad). “Deja ya las mariposas, que no te van a dar de comer” (dicha por mi abuela paterna, que no entendía bien mi afición precoz, y que a la postre también se ha demostrado que era errónea, porque desde luego que me han dado de comer, a pesar de dedicarme a ellas y de hacerlo a contracorriente de las modas productivistas dominantes). "¿Cómo una persona que es en sí por completo un método, puede comprender mi anarquía natural?" (Richard Wagner). "Sólo aquel que lleva un caos dentro de sí puede alumbrar una estrella danzarina" (Friedrich W. Nietzsche). "Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar. Necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte." (José Saramago). "El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda." (Concepción Arenal). "Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos". (Charles Bukowski. ¿O ésta es de Homer Simpson?).
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Hola José Luis.
Desde hace no mucho tiempo mi interés por la meditación ha ido creciendo, pero ha sido a partir del curso de Diseño para la Sostenibilidad que hice el pasado mes de octubre en Findhorn -Escocia- cuando este interés se ha multiplicado, y ahora intento cada día aprender a meditar mejor y a practicar «mindfulness».
En el curso tuvimos un profesor tailandés, Pracha Hutanuwatr, que ha sido activista social toda su vida, pasando largas temporadas en la cárcel por protestar contra el régimen de su país, varias veces a punto de perder la vida y que nos mostró cómo le ayudó la meditación para mantenerse firme y seguir adelante. Parte de las clases que impartió era cómo aplicar la meditación al activismo, cómo te puede ayudar y los beneficios que supone la meditación para la salud.
Estos beneficios se llevan estudiando durante los últimos años y parece que están bastante demostrados científicamente, sobre todo por los efectos sobre el cerebro. He encontrado este artículo que habla sobre el tema y que incluye un par de vídeos interesantes también:
Efectos de la meditación mindfulness en el cerebro:
http://psynthesis.wordpress.com/2012/10/30/cerebro-y-mindfulness/
How Meditation Can Reshape Our Brains: Sara Lazar at TEDxCambridge 2011
BBC: Scans ‘show mindfulness meditation brain boost’
http://www.bbc.co.uk/news/health-16406814
Te enlazo también este Ted Talk sobre mindfulness en educación, acorde con tu profesión como educador:
Mindfulness in Schools: Richard Burnett at TEDxWhitechapel
Espero que te resulte interesante!
Un abrazo,
Jorge.
Muchas gracias por tu comentario, y por los vínculos a los vídeos. La verdad es que hay mucho de «same old wine in new bottles» en todo esto, porque desde siempre se ha sabido que eso que ahora se llama un tanto pedantemente «mindfullness» es el estado más completo, y por lo tanto difícilmente alcanzable, del proceso de relajación, contemplación o meditación, que cuando se llevan a cabo adecuadamente vienen a significar lo mismo, porque su objetivo es el mismo (aunque reciba nombres diferentes). Mindfullness, plenitud, nirvana… son los estados de máxima quietud, concentración y relajación interna, que los aprendices vamos adquiriendo poco a poco, a pasitos, y vamos interiorizando cada vez más. Cosa nada fácil en este mundo en que vivimos, la verdad…
Un abrazo, y gracias de nuevo.